viernes, 25 de febrero de 2011

Petróleo, autócratas e indignación

Primero fue Túnez, luego Egipto, ahora Libia, Yemen, Argelia, Marruecos y hasta Bahréin. El efecto dominó de las protestas sigue en el norte de África y Oriente Próximo contra los regímenes autoritarios de los países árabes.

Casi todas se han gestado gracias a los jóvenes que utilizando las redes sociales han convocado a las revueltas para derrocar la tiranía de Ben Alí (en el caso de Túnez), de Hosni Mubarak (en Egipto) y ahora la de Muamar al Gadafi (en Libia), la de Ali Abdalá Saleh (en Yemen), de Abdelaziz Bouteflika (en Argelia), de Mohamed VI (en Marruecos) y de Haman bin Isa al Jalifa (en Bahréin). Todos estos autócratas árabes con problemas comunes como la ausencia de democracia, el desempleo y la inexistencia de futuro para la juventud. La mayoría de ellos apoltronados en el poder durante varios años.

Algunos de éstos últimos, que han visto que el agua les llega al cuello, se han apresurado a anunciar de forma inmediata determinadas reformas o, como en el caso de Yemen, la renuncia del sucesor (el hijo de Ali Abdalá Saleh) para no perpetuarse en el poder. Otros han decidido el aumento de los salarios o la reducción del precio de determinados productos de primera necesidad, para calmar las protestas en la calle. Los regímenes más sanguinarios han optado por la mano dura, como ha sido el caso de Libia y Argelia.

Ahora mismo no se sabe a ciencia cierta la cifra de muertos en Libia. Los fieles a Gadafi hablan de 300 personas, mientras que las organizaciones humanitarias multiplican estas cifras. La Federación Internacional de Derechos Humanos ha situado en cerca de 10.000 el número de muertos desde el pasado 14 de febrero, tras los bombardeos con aviones del ejército del aire a los manifestantes en Trípoli.

Y la amenaza que ahora recorre todo el arco geográfico árabe es que los poderes fácticos establecidos en la zona opten también por la represión para atajar cualquier intento de protesta pro democrática.

Lo peor es ver cómo los EE.UU. y los países miembros de la Unión Europea asisten a tan desagradable espectáculo como testigos impávidos, preocupados sólo por el miedo al islamismo radical y la amenaza del terrorismo (en el caso de los norteamericanos) y por los éxodos migratorios y la cuestión económica provocada por el alza del petróleo (en el caso de la UE).

Es indigno observar que quienes ostentan poder para tomar decisiones y para frenar la ola de muertos con medidas drásticas y por qué no, de hecho, sólo se intranquilicen por lo que les atañe: la inseguridad, la sobrepoblación y el abastecimiento energético.

En Europa, el 30% del petróleo y gas que se importa procede de los países del arco árabe-persa. Los problemas originados por las revueltas en el norte de África y parte de Oriente Próximo podrían ocasionar dificultades de abastecimiento por la inestabilidad. Ahora mismo el precio del barril de Brent (la referencia en Europa) va camino de sus máximos históricos alcanzados en verano de 2008 cuando llegó a los 147,5 dólares, en los comienzos de la crisis financiera.

Eso es lo que más les preocupa, mientras tanto seguirá aumentando la cifra de muertos en las insurrecciones árabes...

Confesiones y hostias virtuales

Si me hubieran comentado hace pocos años que desde casa podía confesarme sin colas, sin esperas y sin el temor de enfrentarme cara a cara con el cura para contarle mis pecados, no me lo habría creído. Y si además me hubiesen explicado que a través de las nuevas tecnologías tuviese la oportunidad de cumplir con este importante sacramento desde mi habitación, o desde cualquier otro lugar, tampoco le hubiese dado mayor crédito.

Era algo inviable, pero ahora todo esto es posible. Una nueva aplicación para iPhone creada por la compañía Little iApps permite a los católicos aplicar el sacramento de la confesión y ayudar a los fieles a volver a la fe.

Tal como lo leen, se trata de la aplicación "Confesión: una aplicación Católica Romana" que cuesta aproximadamente unos 3.800 pesos (1,99 dólares o 1,40 euros) y que conduce a los católicos a buscar el camino de la penitencia a través de lo que la compañía describe como un "examen de conciencia personalizado para cada usuario".

"Nuestro deseo es invitar a los católicos a participar en la fe a través de la tecnología digital", asegura la empresa Little iApps que tiene su sede en South Bend (Indiana).

Pese a tener desde ya el rechazo de la Santa Sede, la compañía asegura haber tenido en cuenta el mensaje del Papa Benedicto XVI y sostiene que su objetivo con este proyecto es ofrecer una herramienta digital a los católicos que sea un nuevo medio al servicio de la palabra.

Para ello contaron con la asesoría del reverendo de la Conferencia Estadounidense de Obispos Católicos, Thomas Weinandy y el pastor de la iglesia Reina de la Paz de Mishawaka (Indiana), Dan Scheidt, con quienes consensuaron el contenido y el desarrollo de la aplicación.

Entre tanto, en el Vaticano no cesan de santiguarse una y mil veces sorprendidos por la tamaña ocurrencia de la citada empresa de origen estadounidense.

Aunque nos sabemos a ciencia cierta si es por el argumento de que el sacramento de la penitencia tiene que hacerse en persona y ante un sacerdote (relación penitente-confesor) y no a través de una aplicación informática.

O es por el temor de empezar a perder seguidores o asistentes en las iglesias, sobre todo para los días de semana santa. O peor aún comenzar a pensar que con esto de las nuevas tecnologías el negocio pueda ingresar a la era virtual y todo cambie.

Si no me imaginaba hace años confesándome a través de un teléfono iPhone, una tableta iPad o un reproductor multimedia iPod Touch, ahora ya no descarto hacer próximamente un examen de conciencia virtual, cumplir con los diez mandamientos informatizados, rezar un santo rosario con una camándula digital, aprovechando muy bien lo que sabe hacer el Vaticano: generar negocio alimentado de una realidad digital, religiosa y espiritual.

A propósito no esquivaría tampoco la idea de probar con las hostias virtuales (aquellas hojas redondas y delgadas de pan ácimo, que se consagran en la misa como el cuerpo de Cristo y con la que se comulga) y no como las que se reparten aquí en España a punta de golpes, trastazos y bofetadas. Aunque no estaría mal. Con esta última al menos la iglesia haría un gran aporte para reducir el elevado índice de violencia.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Sobre el Periodismo digital

Comienzo la redacción de esta columna dando los agradecimientos en primera instancia al jefe de redacción, Nelson Rojas Osorio, quien me propuso este espacio para dar a conocer mi opinión sobre los acontecimientos tanto regionales, nacionales e internacionales en el tema digital, que es el campo que manejo en Barcelona (España) ciudad donde resido en la actualidad y presto mis servicios a la Vanguardia Digital (www.lavanguardia.es)
Y si he aceptado este reto es porque considero que, en nuestro contexto,  este campo aún está por explorar sobre todo a nivel de medios de comunicación. Hace poco estuve en Bogotá, Medellín y por su puesto en Neiva y constaté que falta mucho por hacer. Y no sólo me refiero a los diarios digitales o páginas webs creadas por los medios de comunicación tanto regionales como nacionales, sino a nivel de cátedra. Es hora de que las universidades entiendan que la era digital está en marcha y que empiecen a ofrecer programas de postgrado en la materia. Si no estoy mal la única universidad que ofrece en estos momentos una especialización en Periodismo Electrónico es la  Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín. Otra como la Universidad de la Sabana brinda un programa en Comunicación Audiovisual y Multimedios. De resto, pare de contar.
Pienso en ese sentido que con el constante avance de las nuevas tecnologías y el mundo de la globalización, el periodismo atraviesa por un importante momento de profunda transformación. Internet, ha sido un recurso que ha permitido a los periodistas ampliar su campo de acción y comprensión. Pero, no basta. Los periodistas necesitamos cada día estar profundizando en conocimientos y preparándonos para los nuevos retos que se avecinan. La inmediatez y la frescura que brinda el espacio virtual, nos exige apostar por el análisis crítico y profundizar más en la información. Ello implica, a la vez, la necesidad de seguir explorando nuevas narrativas que sorprendan al receptor. Internet permite contar historias de una forma más completa, pero no sirve ofrecer lo mismo que ofrecen los demás. No basta con vaciar los contenidos del diario papel en las páginas webs. Se necesita de la creatividad para romper con establecido. Y para ello se requiere de profesionales especializados en la orientación y elaboración de contenidos para los medios digitales, en el conocimiento y el manejo apropiado del mundo virtual. Comunicadores y periodistas multimedia, con habilidades para investigar en Internet y aplicar nuevos géneros periodísticos, que lleven implícita la convergencia de texto, imagen, video, audio y animaciones. Es decir, se necesita crear salas de redacción con periodistas digitales que compartan sinergias con  los redactores del diario papel. De esta manera trabajan los grandes medios de comunicación en Europa.
He ahí el gran reto.

* Periodista digital. Magíster en Comunicación Empresarial con énfasis en Tecnologías Digitales  de la Universidad Pompeu Fabra